Una mañana, tras leer un articulo, en el que explicaba como diferenciar el sexo de estos caracoles, me acerque a una tienda, y trás pedir al dependiente si me dejaba echar un vistazo al tanque dónde estaban los caracoles, seleccioné lo que con muchas dudas creí que podrían ser un macho y una hembra. En pocos días con su comportamiento tan curioso y sorprendente habían ganado mi cariño. A la semana de haber llegado a su nueva casa, su relación era de lo más estrecha y se volvieron inseparables...
Dicen que el roce hace el cariño..., y este caso no iva a ser una excepción... A las dos semanas, una mañana me encontre este regalo...
Como podreis adivinar, en unos pocos días, la naturaleza siguió su curso y una mañana comprobé como el acuario se habí llenado de unos diminutos bichos que pese a acabar de nacer ya tenían una actividad frenética.... Despues de este episodio, se sucedió otro, y luego otro y luego otro...
Tras regalar muchos de ellos y numerosas puestas (nunca me cansaré de decir que hay que fomentar el intercambio entre aficionados a la acuariofilia), en la actualidad conviven en mi acuario tres generaciones distintas de manzanas.
Son bonitos, de comportamiento sorprendente y divertido, además de infatigables trabajadores en labores de limpieza de algas, restos de plantas en mal estado, fondo, cristales... Ni que decir tiene que en mi caso, en todo momento han respetado las plantas...
